Dentro de unos días se cumplirá un año de la muerte de Toufik Alassad en un asentamiento de chabolas de Palos de la Frontera. Este fue nuestro pequeño homenaje en el lugar donde murió. 


                             Foto: homenaje a Toufik Al Assad (2019). Palos de la Frontera (Huelva)
                             (Juan Manuel Vallellano)



COMUNICADO DE VECINAS Y VECINOS DE MAZAGÓN

Se llamaba Toufik Alasal y tenía 24 años. Su familia lo define como un buen chico que cuidaba de una madre enferma. Hace un año salió de su pequeña aldea natal en busca de una vida digna, una vida normal, esa aspiración tan irrebatible y humana que un país con una estructura feudal como Marruecos jamás podrá ofrecer a su ciudadanía. Solo un dato, más de un tercio de la población marroquí es analfabeta. Sin embargo, la Europa ilustrada y solidaria envía millones de euros a Marruecos, millones de euros de nuestros impuestos, no para alfabetizar a la población, tampoco para construir hospitales, envía millones de euros para apalear, detener y encarcelar a todo aquel que intente escapar de esa miseria. Pero la única perspectiva que le quedaba a Toufik en su país era trabajar en una de las múltiples fincas de fresa que rodean su polvorienta aldea, donde pagan 9 euros por exhaustas jornadas de trabajo de 8 0 9 horas bajo un sol despiadado, sin ningún derecho como trabajador.

Por eso, decidió viajar a Europa. Y para ello cruzó una frontera que despliega alfombras de terciopelo para los camiones cargados de hortalizas y, sin embargo, se transforma en una trampa mortal cuando se trata de tránsito humano. Toufik tuvo suerte y llegó a España con una mochila cargada de sueños, atraído por la idea de la tierra de la prosperidad y las oportunidades de la que, seguramente, había oído hablar mucho antes de partir.



                             Foto: Asentamiento de chabolas de Palos de la Frontera (Huelva)
                             (Juan Manuel Vallellanos)


Pero encontró la muerte en un lugar inmundo, donde las ratas se pasean entre montañas de basura acumulada. Quién podría imaginar que Toufik moriría a causa de la miseria en un municipio español, que presenta superavit en su presupuesto municipal año tras año. Quién podría imaginar que el lucrativo negocio de la fresa onubense es incapaz de asegurar un derecho tan básico como un techo seguro, a las miles de trabajadoras y trabajadores que necesita un cultivo intensivo. Quién puede imaginar que un país moderno y democrático del siglo XXI sea capaz de violar todo el cuerpo legal que protege los derechos humanos y los derechos de los trabajadores, abandonando a su suerte a miles de personas que están produciendo riqueza para esta sociedad. Y porque eso sucede, a Toufik no le quedó otro remedio que instalarse en uno de los numerosos asentamientos de chabolas, repartidos por la costa de Huelva, y construidos por los propios inmigrantes. Allí, una fría noche de diciembre murió abrasado en un incendio.

Hasta donde sabemos, no ha habido ni una sola reacción de condolencia por parte de los representantes de las administraciones públicas. Si un vecino de 24 años de Palos de la Frontera hubiese muerto quemado en su casa, no hace falta tener una gran imaginación para saber que la situación hubiese sido muy distinta. Pero Toufik era un ciudadano invisible, incluso después de morir en una situación trágica que se podía haber evitado.

La exclusión social no solo condena a la pobreza y a la precariedad a las personas inmigrantes. También obstaculiza la relación con la sociedad de acogida, la interacción y el conocimiento mutuo tan necesarios para una sociedad más justa, más solidaria y más tolerante.

Ni las llamadas de atención de las asociaciones que trabajan sobre el terreno, ni las recomendaciones de la figura del Defensor del Pueblo Andaluz, ni las denuncias continuas de algunos partidos políticos y sindicatos, ni las peticiones de los propios afectados han servido durante más de veinte años para modificar esta situación.

Como ciudadanas y ciudadanos de un país democrático exigimos a las administraciones públicas y a los empresarios del sector que dejen de practicar un capitalismo salvaje que trata a las trabajadoras y trabajadores como mercancía de usar y tirar. Y que escuchen a los agentes sociales y políticos con sus múltiples propuestas para acabar, de una vez, con la vergüenza del chabolismo.

MAZAGÓN A 22 DE DICIEMBRE DE 2019


POESÍA PARA TOUFIK

También participaron en el acto poetas de la Asociación de Poetas por la Paz

Poema de Luisa María Martín Alonso dedicado a Toufik Alasal, fallecido el 14 de diciembre en un incendio producido en el asentamiento de chabolas donde vivía.
YA NO SERÁ (ES INHUMANO)
Pintó un sueño de azul
y del verde de esperanza.
Y del ocre de la tierra
y del blanco de una casa.
Y del rojo de los frutos.
¡Una quimera quebrada!
La realidad, caprichosa,
y la ambición desbordada
destrozaron la ilusión
antes que llegara el alba.
Y su vida no cambió,
y no hubo casa blanca.
Se enriquece más el rico
a costa de su sudor.
Condiciones inhumanas
provocaron el terror
del fuego, gigante hambriento,
abrazo devorador.
Y el azul se torno gris.
Y se nublo la esperanza.
Y la tierra fue ceniza.
Y cenicienta la "casa".
Y mi voz, hoy, en denuncia,
grito de un alma indignada,
que ¡maldita miseria! ¡maldita ambición!
Dignidad reclama.



Desde la “PLATAFORMA DE POETAS DE HUELVA POR LA PAZ” nos solidarizamos con el dolor y la angustia de los trabajadores y trabajadoras, compañeros y amigos de Toufik, y de las familias, incluida la suya, instando y exigiendo a las administraciones públicas y a quienes corresponda a crear y poner las condiciones necesarias para que los trabajadores y trabajadoras vivan con dignidad y esto no vuelva a ocurrir,
Ahora expresaremos nuestro dolor y nuestra solidaridad como mejor sabemos hacerlo, esto es, con nuestras palabras:
Vino Toufik Alasal
de la fuente de la luz, Moulay Bousselham,
al sur de Larache,
para beberse el deseo.
Y vino con el cielo en sus ojos
y la boca inundada de miel
Se abrió el telón
Sobre el escenario de la vida un inmenso ajedrez.
En el viejo tablero se baten los peones,
solo los peones.
Y un rancio olor a paloma quemada
se descuelga de la lámpara.
Duermen los reyes y los poderosos,
protegidos por el viento que penetra
por las ventanas ovales de la torre,
y paren luciérnagas infectadas de sueños torcidos
a través de sus dientes.
Luchan obsesivamente los de abajo
y tiñen de rojo la hierba empapada
que fluye de los suelos.
Lloran en silencio las madres del mundo
mientras la vieja utopía duerme su borrachera
bajo la alfombra
a la sombra oscura de una antigua quimera.
Os decimos
que el bosque de pinos que duerme junto a la marisma
supera en dignidad a las poltronas
que presiden el Congreso de los Diputados…
que en las hojas de las encinas y castaños
hay una luz más honesta y mucha más vida y mucha más poesía
que en la frente de los prebostes que gobiernan este mundo…
que la flor más minúscula,
aquella que crece bajo la tutela de la sombra del mandarino
tiene una economía más racional y mucho más sentido común
que todas las empresas que conforman el IBEX 35…
por eso y porque
vino Toufik Alasal
de la fuente de la luz, Moulay Bousselham,
al sur de Larache,
para beberse el deseo
con el cielo en sus ojos
y la boca inundada de miel
y 23 años a sus espaldas,
lloran en silencio las madres del mundo
mientras la vieja utopía duerme su borrachera
bajo la alfombra
a la sombra oscura de una antigua quimera.
POETAS DE HUELVA POR LA PAZ

 UN AÑO DESPUÉS DE MORIR EN UN INCENDIO EN UN ASENTAMIENTO DE CHABOLAS EN PALOS DE LA FRONTERA, EL CUERPO DE TOUFIK AÚN NO HA SIDO REPATRIADO A MARRUECOS. 

La madrugada del 14 de diciembre del año pasado, Toufik Al Assad de 23 años de edad moría, a causa de un incendio, en un asentamiento de chabolas ubicado junto al Polígono industrial San Jorge en Palos de la Frontera (Huelva). Ni una sola reacción de condolencia por parte de la administración local. Como si nada hubiese ocurrido. No fuera a ser que descubriéramos la miseria del submundo escondido tras la opulencia de las berries. Resulta más rentable invisibilizar la indigencia, ignorar el caos, sacudirse la deuda. En cualquier caso, culpar de la situación a los y las protagonistas: “no quieren pagar alquiler”, “lo quieren todo gratis”, “vienen a vivir de las subvenciones”. Y así, poco a poco, va calando el discurso, como el agua de una lluvia fina y constante. Hasta que todo lo impregna. Con una lógica aplastante. Estado de opinión para justificar , sin palabras, que Toufik, de 23 años, quedó atrapado entre los plásticos en llamas de su chabola porque quién juega con fuego se quema. Son los encajes de bolillo del capitalismo. Los mismos que mantienen atrapado el cuerpo de Toufik en un laberinto burocrático un año después de su muerte. En la aldea de Moulay Bousselham, su madre y sus hermanos esperan su cuerpo. Con la resignación de los sin nadie. Perdidos en la impotencia y la devastación. Con un duelo imposible. Sin poder aceptar la realidad de la pérdida. Pero eso ¿qué le importa al capitalismo?

                                 Foto: Asentamiento de chabolas de Palos de la Frontera (Huelva)
                                 (P. Suárez)





 

LOS VALORES DE FRANCIA Y SU POLÍTICA EXTERIOR: DOBLE RASERO A LA CARTA


30/10/2020

A raíz de los últimos atentados terroristas en suelo francés con el resultado de un profesor decapitado por mostrar las caricaturas de Mahoma en sus clases, dos personas gravemente heridas cerca de la sede del semanario Charlie Hebdo, y otras tres personas asesinadas con arma blanca en una basílica católica de Niza se hace obligatorio remitirnos al rumbo de la política exterior practicada por los sucesivos gobiernos franceses. No resulta difícil entender, aunque no sea la única razón, que décadas de colonialismo, neocolonialismo y una política exterior más que agresiva dejen un poso de rencor en las sucesivas generaciones que viven en suelo francés procedentes de dichos países, potenciando la posibilidad de radicalización de una juventud susceptible de caer en manos de grupos terroristas islamistas.  

Jack Lang, ex ministro socialista francés y actual director del Instituto del Mundo Árabe en París, declaraba, después de los sucesos de Charlie Hebdo y los sucesivos ataques terroristas en suelo francés en 2015, que los atentados islamistas son “un ataque a nuestros valores, no solo los de Francia sino los de todos los países que comparten la fe en la democracia, la tolerancia y el valor del ser humano”. Aquí cabría una pregunta, ¿realmente se puede explicar el fenómeno del terrorismo y la radicalización de los jóvenes con esa tesis? Macrón, en un alarde de memoria histórica poco común entre los políticos franceses, aportaba otra pista en su discurso del 2 de octubre de este año, el dramático pasado colonial: “Francia arrastra traumatismos que todavía no ha superado” haciendo que jóvenes de familias de origen magrebi y África subsahariana “revisiten su identidad con un discurso colonial y poscolonial”.

En este sentido, podríamos comenzar recordando la masacre de más de 200 argelinos, que participaban en una marcha pacífica por las calles de París el 17 de octubre de 1961, cuando reclamaban la independencia de Argelia. Tuvieron que pasar 50 años para que el gobierno francés admitiera su culpa en la matanza. Aún así, ningún político francés desmintió a los medios de comunicación, cuando en 2015 los titulares definían los atentados terroristas, donde perdieron la vida 130 personas, como la peor matanza en suelo francés desde la Segunda Guerra Mundial. Nadie quiso en ese momento recordar las vidas perdidas en una represión brutal.

Francia nunca tuvo escrúpulos para reprimir a sangre y fuego. En 1945, el ejército francés abrió fuego sobre una marcha pacífica anticolonial en Setif (Argelia). El movimiento se expandía por toda la zona y Francia lo reprimió, en los días sucesivos, asesinando a 45000 argelinos como escarmiento y ejemplo para el resto de la población. El silencio actual de Francia de su pasado brutal no impide el lastre que deja en la descendencia que vive en los barrios pobres de Saint Denis.

En ese mismo discurso, Macron hacía referencia a las nefastas consecuencias de doctrinas que vienen del exterior como el wahabismo: “formulan una yihad reinventada, que es la destrucción del otro”. Pero ni una sola palabra de Arabia Saudí, principal centro intelectual de esta doctrina islamista radical, así como su principal fuente de financiación. Existe una razón para ese silencio: Francia vende armas a este país. En 2018, las ventas aumentaron un 50%, según el informe del ejecutivo francés. Estudios del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI) señalan que el 61% de las importaciones saudíes de armamento, en el último lustro, procedían de EEUU, el 23%, de Reino Unido, el 3,6 % de Francia, y el 2,4% de España. Más aún, este país, el tercer importador de armas del mundo, está denunciado por organizaciones defensoras de derechos humanos por cometer posibles crímenes de guerra contra la población civil yemení. Según la ONU han muerto, hasta la fecha 7700 civiles. Pero esa no es una razón de peso para que estos países occidentales no sigan vendiendo armas a los saudíes. Según Tony Fortín del Observatorio sobre Armamento, “estas transferencias revelan una alianza geopolítica con estos regímenes y una violación total de los compromisos internacionales, por lo que uno solo puede esperar un empeoramiento de los conflictos en Yemen o el Cuerno de África donde Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Arabia Saudí están empezando a desplegarse en alianza con Francia”.

No menos contradictoria y errática ha sido la actitud frente al Estado Islámico, cerebro de muchos de los ataques en suelo francés. En noviembre de 2015, después de un atentado terrorista con un dramático resultado de 129 personas muertas y 352 heridas, Francia, junto a EEUU, bombardearon sin piedad Rakka, la capital del Estado Islámico en Siria. El escritor y periodista inglés Robert Fisk, especialista en Oriente Medio hacía la siguiente reflexión en un artículo aparecido en La Jornada el 17 de Noviembre del mismo año: “es un ataque de venganza por donde se le mire. Porque si fue un asalto militar serio para liquidar la maquinaria del ISIS en Siria, ¿por qué los franceses no lo hicieron dos semanas antes? ¿O dos meses?” Al hilo de los atentados en París, Obama declaraba “es una situación a la que no se puede poner fin, mientras Al Assad continúe en el poder”. A los países occidentales les cuesta reconocer que el ejército sirio ha sido el único (también los kurdos), que han luchado a muerte para acabar con el Estado Islámico. Pero ese reconocimiento entra en contradicción con la enemistad de Francia y EEUU con Al Assad. Sin olvidar la dramática historia del Líbano que comenzó con la creación del Líbano moderno y el sistema confesional en la que Francia jugó un papel protagonista. Delimitó sus fronteras de una forma artificial con el objetivo de proteger los interese de los cristianos libaneses y los suyos propios. Esta situación, unida a la separación de la Gran Siria, dejó al pequeño país en un conflicto interno de luchas de poder enquistado que dura a día de hoy.

En cuanto a Libia, Francia jugo un papel protagonista, junto a Inglaterra, en la destrucción del estado libio. Tenía intereses geoestratégicos (Libia hace frontera con cuatro países del área francófona), económicos (la empresa francesa Total explotaba un yacimiento petrolífero e importaba en ese momento el 6% del crudo libio). Había otro interés interno de recuperar la popularidad que perdía Sarcozy. La teoría era “proteger a la población civil de la locura criminal de Gadafi” según el mandatario francés. Además, Francia sigue apoyando, con armas, a Haftar, en contra del embargo de venta de armas que la ONU mantiene en ese país desde 2011. En 2019, Francia bloqueo una iniciativa de la UE para exigir a Haftar el cese de una ofensiva sobre Trípoli. El comunicado explicaba el peligro para la población civil de una escalada bélica, la interrupción del proceso político de recuperación del país y el aumento de amenazas terroristas. Pero esa iniciativa no era útil a Francia que pretende apuntalar a Total en Libia y ganar influencia en el norte de África.

A principios de 2019 cuando Italia se negó a dar entrada a los inmigrantes en las costa italianas, Salvini, el ministro del Interior italiano de la Liga Norte, acusó al gobierno francés de empobrecer a África provocando el fenómeno migratorio. Salvini se refería a la zona franco. Poco eco tuvo el ultraderechista Salvini en los medios de comunicación. Pero a pesar del racismo que desprendía su actitud hacía los migrantes, Salvini llevaba razón, en parte, en sus declaraciones con respecto a Francia. En 1960. en el momento de la descolonización, Francia impone el franco CFA (franco de las colonias francesas del África del Oeste y del África Central) y el franco CFP (franco de las colonias francesas del Pacífico) que fueron creadas al acabar la Segunda Guerra Mundial. Esto otorga a París el control de las políticas económicas de la zona mencionada. Por ejemplo, la obligación, de estos países africanos, de depositar en el Banco de Francia una parte importante de las reservas de divisas (un 65% hasta 2005, un 50% hasta 2018). Esto supone una sangría de miles de millones de euros para los 15 países de la zona franco. Por no hablar de la estructura militar que Francia se empeña en mantener en sus ex colonias con el pretexto de la lucha contra el terrorismo (Francia ha intervenido 44 veces desde la descolonización hasta la fecha), pero que, en la realidad, se traduce en mantenimiento de gobiernos dictatoriales al servicio de los intereses franceses en la zona.

Las estrategias basadas en el saqueo, la agresión y la insolidaridad practicadas por los países occidentales fuera de sus fronteras, entran en total contradicción con los valores que dicen defender dentro de las mismas. Violan todo el cuerpo legal que protege los derechos humanos y provocan un sufrimiento en la población civil de trágicas consecuencias. Muchas de las personas inmigrantes y refugiadas, afincadas en suelo francés, proceden de países que, la avaricia occidental, los ha convertido en estados fallidos. Difícilmente, esa ciudadanía, podrá asimilar los principios de libertad, igualdad y fraternidad sin objeciones, convirtiéndose en blanco de captación de los grupos terroristas, principalmente los jóvenes de los barrios pobres. Por eso, quizás la lucha contra el terrorismo, no necesite de más armas, más estado de emergencia o más declaración de guerra. Por el contrario, una política más ética, más coherente y más acorde con la legalidad internacional y el respeto a los derechos humanos podría debilitar el sentido de la existencia de muchos de los grupos terroristas.














Escapar  de la guerra sectaria
Estambul, 23 de julio de 2014


El incierto escenario abierto en Irak después de la irrupción del Estado Islámico de Irak y del Levante EIIL (ISIS por sus siglas en inglés) vuelve a empujar a los iraquíes hacia el exilio una vez más, por el temor a los bombardeos y a las represalias de ambos bandos.
Mustafá pertenece a esa ola reciente que ACNUR calcula en cerca de medio millón de refugiados. Llegó hace dos días a Estambul desde Samarra con la intención de empezar una nueva vida. Un complicado viaje donde tuvo que salvar numerosos escollos y check points regidos por normas discriminatorias  de carácter sectario. "El apellido que marque tu tarjeta de identificación, te puede facilitar las cosas o complicarlas peligrosamente", explica con cierta preocupación por su familia que sigue viviendo en Irak.          

Hasta el 10 de junio pasado, este joven iraquí de 21 años, era un alumno más del Instituto de Tecnología en la ciudad de Mosul. Se hospedaba en una residencia de estudiantes ubicada cerca de la principal central eléctrica de la ciudad y de un barrio residencial que acoge a sus trabajadores. Estaba a punto de terminar su segundo curso de una diplomatura en Ingeniería Mecánica cuando apareció el grupo yihadista. "En la madrugada pudimos escuchar algunos disparos pero no nos llamó la atención porque suele ser normal". A la mañana siguiente, Mustafá salió de la residencia, como todos los días junto a un grupo de compañeros, poco después de las siete de la mañana para dirigirse al instituto donde estudiaba. Desde el primer momento, les llamó la atención la extraña calma de una ciudad que´a esas horas solía tener casi todos los comercios abierto. Unos metros más adelante, cuando llegaron a la altura del check point  Almansur situado junto a la central eléctrica entendieron lo que estaba ocurriendo. Una bandera de ISIS ondeaba en el puesto de control y unos hombres vestidos de negro y con pasamontañas, ocupaban el lugar de los soldados. Se acercaron al check point, como todos los días, y saludaron: "¿De donde sois?", les preguntaron, "de Samarra, de Ambar y de Diyala" contestaron los estudiantes, "Vais a oir, inshalá, que hoy hemos controlado Mosul", contestó uno de los miembros del grupo rebelde. 

A esas horas, la estación de autobuses todavía funcionaba con normalidad y Mustafá y sus compañeros decidieron salir de la ciudad ante el peligro de un inminente bombardeo por parte del ejército iraquí. "Fue una buena decisión porque horas más tarde cerraron la estación", explica. Durante el trayecto hacia Samarra, situada en dirección sur, pudieron comprobar que, a uno y otro lado de la carretera, había mucho material bélico y coches blindados del ejército iraquí en manos de EIIL. En Serghat, a unos 50 kilómetros de Mosul, se encontraba el último check point controlado por el grupo rebelde. 

Cuando Mustafá llegó a Samarra, se encontró con una ciudad rodeada por el ejército iraquí y las todopoderosas milicias chiíes Asaeb Ahd Haq y Saraya Al Salam, esta última liderada por el influyente clérigo chií Muqtada.
Nada más caer Tikrit en manos rebeldes, después de Mosul, "los precios de los productos básicos comenzaron a subir en Samarra porque la gente comenzó a hacer acopio de comida", cuenta Mustafá. De la misma forma el precio de la gasolina se multiplicó por siete. Pero lo que más contribuyó al alza de los precios fue la falta de abastecimiento de alimentos, desde que el ejército y las milicias decidieron desviar los camiones de víveres a la Base de Operaciones Militares de Samarra situada cerca del importante santuario chií Al Askari, añade. Al mismo tiempo, cortaron las fuentes de energía eléctrica para abastecer a la ciudad 30 minutos cada doce horas. 

Según Mustafá, el miedo a las redadas comenzó a cundir entre la población y mucha gente entre ellos jóvenes decidieron a abandonar la ciudad. En Samarra  viven miles de desplazados iraquíes de Al Anbar y Falulla, desde que en enero pasado el ejército comenzó a bombardear la zona controlada por los grupos rebeldes suníes, y proceder de esa parte del país puede ser sinónimo de terrorista. El capítulo 4 de la Constitución permite detener simplemente por sospecha de terrorismo. 

Mustafa es delgado, de mediana estatura, viste de negro y cuenta con detalle todo lo que recuerda mientras se frota las manos de manera pausada. De vez en cuando se lleva su mano derecha al pecho como si quisiera protegerse de algo. Me cuenta que va a ver a su hermana después de la entrevista porque ha venido de Dubai donde vive con su marido desde que comenzó la invasión de Iraq. No tiene mucho tiempo porque en dos días viajará de Estambul, junto a un grupo de amigos iraquíes que también han salido del país, hasta Ankara. Allí trabajará en una fábrica de textil donde probablemente no gane más de 130 dólares por una jornada de 12 horas de trabajo, según nos cuenta.     
La primera vez que este joven se desplazó fue en 2003, nada más comenzar la invasión. Tenía 10 años y su familia decidió abandonar su hogar para viajar a Siria porque el barrio bagdadí donde vivía era de mayoría chii y temía por su seguridad debido a la ola de represión que se desató. En 2009 cuando la guerra sectaria se había calmado, volvieron a Irak, pero esta vez a Samarra. En la actualidad, con la irrupción del Estado Islámico EIIL en Irak y el nuevo escenario de inseguridad e inestabilidad que se presenta, decenas de miles de iraquíes han vuelto a huir de la represión. 


Ahora este joven iraquí teme por su seguridad. El fantasma de la guerra sectaria cunde en la población y "cualquier indicio de pertenencia a un grupo determinado puede ser motivo de detención", explica. Como pertener a una determinada tribu. Sus apellidos están ligados a la tribu de Al bubadri, que junto a la de Bu Asuad están consideradas como enemigas del gobierno de Al Maliki. Pero además,  el lider del Estado Islámico, Abu Mohamed al Adnani pertenece a la primera. Esa circunstancia según nos cuenta puede ser motivo de persecución. De hecho, todos aquellos ciudadanos que en su tarjeta de identificación señala esta circunstancia, se les impide la entrada y la salida de Samarra. Tal es el pánico, que la gente paga cantidades desorbitadas por una nueva identificación falsa donde no aparezca el nombre de la tribu a la que pertenece, asegura Mustafá.  

Él tiene la suerte de no estar identificado como tal en su tarjeta. Pero teme ser descubierto. El hermano de su cuñado desapareció hace unos diez días junto a otros cuatro conductores de camiones que transportaban verduras desde Kirkut a Samarra. Su familia ha comprobado que los camiones están en poder de las milicias, pero los hombres no aparecen. Están convencidos de que han sido capturados por pertenecer a esa tribu. Por otra parte,  Mustafá ha sido detenido en tres ocasiones por participar en manifestaciones en contra de la política del Gobierno de Al Maliki y tiene miedo a ser detenido otra vez y, quizás, desaparecer para siempre.    

Pero salir de Irak no es fácil. Mustafá partió de Samarra el día 15 de este mes hacia Kirkut, la capital de la zona kurda con el objeto de conseguir un visado, obligatorio para entrar en Turquía. Cuando llegaron, el ejercito kurdo no dejaba entrar en la ciudad a los vehículos que venían de Bagdad, Saladino y Anbar porque "dicen que todos son del Estado Islámico", asegura Mustafá. Encontraron una entrada a la ciudad por caminos secundarios, después de sortear algunos enfrentamientos armados entre los peshmergas (ejército kurdo) y los grupos rebeldes del Estado Islámico. Después de conseguir los visados tuvieron que buscar un conductor turco porque a los iraquíes no les permiten conducir hacia Erbil. Finalmente llegaron a la frontera turca a las doce de la noche y cruzaron el paso a las ocho de la mañana. Ahora dice encontrarse tranquilo y seguro, pero un poco inquieto por su familia y por la situación de incertidumbre que le espera.  

Según declaraciones de ACNUR, unos 600.000  iraquíes han sido desplazados a causa de los enfrentamientos que tuvieron lugar en enero entre grupos suníes y el ejército Después de la entrada del EIIL en suelo iraquí han sido desplazados más de medio millón de iraquíes. A este número hay que sumarle unos cinco millones entre desplazados internos y hacía los países limítrofes desde 2003, año que comenzó la invasión estadounidense.



Carme

Viernes 13 de enero de 2012
Parece ser que, después de treinta años y una debacle sin precedentes en las urnas, a los socialistas les queda mucho por hacer. Sorpresa. No hay nada como ver las orejas al lobo para ponerse las pilas. Pero a Carmen sólo le ha alcanzado para poner encima de la mesa que es mujer, joven y renovada, cosa que a esta España machacada de cinco millones de parados le importa un pepino. Este PSOE al que, según la señora Chacón le queda mucho por hacer ganó las elecciones “Por el cambio” de una dictadura a una democracia que, a estas alturas, todavía tiene a sus muertos en las cunetas. Leer más:  http://www.elperiodicodehuelva.es/index.php/component/k2/item/8637-carme
Lost in traslation
Viernes 6 de enero de 2012
En mi estancia en Tokio he comprendido el hastío de Bob Harris y la soledad de Charlote. La antigua Edo posee treinta y cinco millones de habitantes, decenas de rascacielos ubicados en el corazón del tercer distrito financiero más grande del mundo, hipnotizadoras luces de neón, que anuncian todos y cada uno de los productos de su eficiente economía y la maraña de un monstruoso sistema de transporte público tejido con la paciencia oriental. Todo esto supone una experiencia que nos coloca entre el materialismo más desquiciante y el recogimiento más arrollador, dos estados que pueden llevarte a la melancolía si buscas una respuesta.
Un brindis
Viernes 23 de diciembre de 2011
Por nosotros, por ellos y ellas, por los villancicos de 2011, por los desfiles militares, por los trajes de Camps y la insoportable insolencia de los enchufados del PSOE, por los pedófilos escondidos tras las sotanas, por todos los diputados, eurodiputados y senadores que lograron echar la tranca a la puerta de Europa, un brindis por los especuladores, los mafiosos, los traficantes y macarras, por la burbuja inmobiliaria que cebaron durante años, por este gobierno recién elegido por el pueblo para ahogar al pueblo, por los personajes favoritos de mi sobrino, por Bush padre que consiguió empobrecer a Iraq,

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