La muerte
 viernes 4 de noviembre de 2011
Una vida atormentada donde no faltaba el amor no correspondido, enfermedades incurables y escasos medios para una subsistencia digna inducía a los poetas románticos, en plena juventud, a aceptar la autodestrucción. La muerte liberaba las pasiones más nobles de la temida fecha de caducidad. Cuando Isabel de Segura besó la fría tez de Juan de Marcilla consiguió perpetuar el amor eterno por encima de los rígidos cánones sociales de la época.

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