Lost in traslation
Viernes 6 de enero de 2012
En mi estancia en Tokio he comprendido el hastío de Bob Harris y la soledad de Charlote. La antigua Edo posee treinta y cinco millones de habitantes, decenas de rascacielos ubicados en el corazón del tercer distrito financiero más grande del mundo, hipnotizadoras luces de neón, que anuncian todos y cada uno de los productos de su eficiente economía y la maraña de un monstruoso sistema de transporte público tejido con la paciencia oriental. Todo esto supone una experiencia que nos coloca entre el materialismo más desquiciante y el recogimiento más arrollador, dos estados que pueden llevarte a la melancolía si buscas una respuesta.

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